• La actriz de teatro y cine recibió este galardón en 1950 y también se le concedió la Medalla de Plata de la Ciudad

Permítannos la licencia por escribirles en esta ocasión de un personaje del que no podemos decir que sea estrictamente deportista, todo lo contrario, pero creemos que es de justicia rescatar del olvido el hecho singular de esta gran señora de la escena que, en 1950, fue nombrada Presidenta de Honor de la UD Melilla, además de Medalla de Plata de la Ciudad.

No conocemos otro caso de presidentas honorarias, no lo hemos encontrado, lo cual no quiere decir que sea un caso único, por lo que animamos a los lectores de este escrito que nos pongan en conocimiento la existencia de otro o más casos como el que vamos a tratar, se lo agradecemos, y sobre todo se lo agradecerá la historia grande o pequeña de esta nuestra querida ciudad.

María Fernanda Ladrón de Guevara fue una gran actriz del cine y del teatro español. Comenzó a subirse a los escenarios siendo una niña allá por 1913, y creó toda una saga de actores. Lo fueron sus hijos Amparo Rivelles y Carlos Larrañaga, y sus nietos Amparo Larrañaga y Luis Merlo.

María Fernanda actuó por primera vez en Melilla en 1949 y tuvo un hermoso gesto, que fue donar la recaudación de una de sus actuaciones en beneficio de los Huérfanos y Viudas de los Ejércitos y, según el discurso que dio al año siguiente el alcalde Álvarez Claro en la imposición de la Medalla de Plata de la Ciudad, aún quiso dedicar otra representación a causas humanitarias, negándose éste al considerar suficiente el gesto de la actriz.

Al año siguiente, 1950, volvió para actuar de nuevo en Melilla, en el Gran Teatro Cine Nacional y, antes de su llegada, puesta en contacto telefónico con el Alcalde Álvarez Claro, le manifiesta su intención de repetir el gesto de donar la recaudación de una de las representaciones, en esta ocasión, a beneficio de la Asociación General de Caridad, la popular Gota de Leche, que en fecha reciente había perdido uno de sus pabellones de asilo a causa de un temporal de lluvias.

Mucho debió afectar estos gestos publicados (ignoramos si hubo más) de la singular actriz a nuestro alcalde, que decidió premiar a ésta con la Medalla de Plata de Melilla. El día viernes 17 de marzo de 1950, en la función de las siete y media de la tarde, la obra representada fue “El pan comido de la mano” del Premio Nobel don Jacinto Benavente. En el entreacto de esta función se produjo el acto de entrega del galardón.

No debió creer nuestro alcalde que fuera suficiente gesto este premio que, dándose la circunstancia de ser a su vez presidente de la UD Melilla, presidencia que asumió en un difícil momento económico, decidió nombrarla también Presidenta de Honor del Club. El domingo 19 de marzo, la Junta Directiva emitió un comunicado animando a las mujeres a acudir al estadio (3 pesetas las socias, 6 pesetas las que no, pues se había acordado también que fuera medio día del club) para arropar a la actriz, en un medio eminentemente masculino en aquellas fechas.

Efectuado el saque de honor, le fue impuesta la medalla de oro y se le entregó un banderín del club, además el capitán del equipo, el gran Errazquin, le entregó un ramo de flores. La UDM con fuerte viento de poniente se impuso por un contundente 6 a 3 al Almería CF. Nuestro equipo, con 29 partidos jugados y 43 puntos, marchaba a la cabeza de la clasificación del Grupo V de la Tercera División, y esta misma temporada ascendía a la Segunda División.

Carlitos Larrañaga asistió a este partido acompañando a su madre. No pudo tener mejor estreno nuestra Presidenta de Honor que al día siguiente rendía visita a la Asociación General de Caridad y compartió velada con los ancianos y niños residentes actuando improvisadamente para ellos. Consideraciones al margen, sin duda debió de ser una gran mujer.

Por Antonio García Jáuregui, vicepresidente de la U.D. Melilla.