Nada que reprochar ni a jugadores ni al técnico por el partido del domingo. El equipo salió con ambición y creó oportunidades suficientes como para adelantarse en el marcador y ganar el encuentro, pero la suerte no nos acompañó y ya se sabe que en fútbol, si fallas lo pagas. Igual es el consuelo de un romántico, pero “perder como lo hicimos es ganar un poco”.
Mantener la esencia de lo que somos y hemos sido durante toda la temporada nos hará más grandes con esta derrota y nos dará más fuerza para afrontar los siguientes playoff con todas las garantías. La U. D. Melilla, un equipo profesional donde los haya, ha conseguido el objetivo prometido durante la presente temporada, que no ha sido otro que conseguir estar entre los cuatro mejores clasificados y, de este modo, disputar la fase de ascenso a la División de Plata.
Ellos han cumplido, ahora nos toca a nosotros, los aficionados. Hace algún tiempo leí un artículo en el que se decía “no hay club sin almas, como no hay tierra sin gentes”, y es en este momento cuando la U. D. Melilla necesita más que nunca el respaldo de su gente, que es al fin y al cabo el mejor tesoro que posee. Si le damos la espalda ahora, lamentaremos la oportunidad perdida. El equipo está haciendo más de lo que puede porque tiene orgullo.
No olvidemos las muchas dificultades por las que ha pasado la U. D. Melilla durante la temporada. En primer lugar: La lesión de Jordi Ortega, que nos privó de disfrutar de la conexión con Otegui, dos jugadores que desde el primer momento vimos que con su forma de ver y entender el fútbol podían desequilibrar con su inteligencia a cualquier adversario. Jugadores que condicionan a su equipo y al rival. Con ellos en el campo el equipo añadía un plus de genialidad a un grupo de por si con muchos recursos. La desgraciada lesión de Jordi nos condiciono bastante,pero salimos adelante.
En segundo lugar: de todos los equipos que entraron en playoff fue la U. D. Melilla la que más se desgasto a lo largo del curso liguero. Tuvimos que jugar tres eliminatorias de copa de S. M. el Rey, y la última contra todo un R. Madrid, con la exigencia que supone para un equipo de nuestra categoría competir contra el Campeón de Europa. Pero salimos adelante.Y en tercer lugar: la salida de Yacine, nuestro máximo goleador al Elche, pero salimos adelante también.
Ahora es nuestro turno, el de los aficionados, ¿o es que los melillenses no tenemos orgullo como demostraron ciudades con menor número de habitantes, que un día pusieron su bandera deportiva en Primera División? Es el momento de acudir en masa al campo apoyando al equipo y empujando en su misma dirección.
Y a los jugadores, deciros que “la confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito”. Ahora, lo primordial es que todos los jugadores os sintáis importantes, enchufados más que nunca; nadie puede bajar los brazos, todos debéis permanecer alerta y listos para ayudar en el momento que se os necesite. Esto no va a ser cosa de once, ¡no!, aquí vamos a estar todos involucrados: jugadores, directivos, equipo técnico y sobre todo la afición melillista que a buen seguro estaremos allí para daros ese aliento que vais a necesitar.
Hemos llegado a los playoff por méritos propios, superando todas las dificultades que nos hemos ido encontrando en el camino, y de nada sirve lamentarse ahora de que podríamos haber quedado mejor. Al César lo que es del César, el éxito de la U. D. Melilla -bajo mi punto- de vista obedece a la
alimentación de una idea de futbol tremendamente generosa, donde se antepone el juego colectivo a las individualidades, un buen trato de balón y
una apuesta valiente. Seguro que si seguimos en la misma línea que hasta
ahora, la Melilla futbolística se vestirá de fiesta.
Enhorabuena a todos y ahora a luchar por los playoff, como sabemos hacerlo.
Fdo: D. Juan Moya Toré, ex entrenador de la U.D. Melilla.