• La U.D. Melilla pierde ante el Lleida Esportiu en primera ronda de Copa y centrará ahora todo sus esfuerzos en la Liga
  • El tanto de la victoria lo anotó Iván Agudo después de recoger su propio rechace en el área melillense

La U.D. Melilla se ha despedido de la Copa bastante antes de soñar realmente con ella. Los azulinos, aturdidos aún por el largo viaje que les llevó a tierras catalanas, aguantaron lo suficiente en el campo como para que su calidad y rigor táctico le hiciese dominar el partido. Lo hicieron casi con inercia ante un equipo que esperaba atrás bien cerrado, pero cuando se acabó el oxígeno, un certero golpe del Lleida Esportiu, que cambió su rol en la segunda mitad, bastó para apear al conjunto melillense del torneo del K.O.

Los azulinos saltaron al césped con la misma escuadra que consiguió el primer punto de la temporada ante Las Palmas Atlético, eso sí, con la salvada excepción de Pedro Vázquez, que en esta ocasión entraría ocupando el lugar que tuvo Zelu en aquel partido. En esta primera mitad el dominio fue casi exclusivo de una U.D. Melilla que controló el encuentro a su antojo, manteniendo el juego, como le gusta a Herrero, lejos de su portería, pero no se pudieron concretar con mayor precisión los acercamientos que se tuvieron a la meta defendida por un solvente Diego Rivas.

El más activo de entre los unionistas en estos primeros cuarenta y cinco minutos (al menos en ataque) fue el punta franco marroquí Yacine Qasmi. El nueve atrajo mucho el juego hacia su área de influencia, donde consiguió arañar algún disparo al arco rival y batalló constantemente con los centrales azulones.

Conforme iban pasando los minutos, y se iba viendo que el dominio de la U.D. Melilla no fructificaba, el partido fue cogiendo, cada vez más, tintes de choque de pretemporada. Dos equipos bastante pesados sobre el terreno de juego, sin la fluidez que te aportan unas piernas frescas y en plenitud de forma, trotaban sobre el césped intentando perforar de alguna manera mágica las defensas rivales. Los unos con el balón y los otros detrás de él

El técnico local, Gerard Albadalejo, acertó con los cambios. Foto: @lleida_esportiu.

Tras la vuelta de la caseta de vestuarios el partido comenzó igual: con el club norteafricano comandando juego y acercamientos, pero sin hacerlos tan efectivos como quisieran. Volvieron a gozar de alguna que otra oportunidad con cierto peligro, pero con los cambios de refresco que introdujo el Lleida Esportiu el enfrentamiento acabó de romperse.

Ya de inicio Gerard Albadalejo (lo avisó el técnico en rueda de prensa) pudo plantear a sus jugadores la idea de hacer un partido lo más largo posible, era la mejor manera de penalizar el esfuerzo físico de un Melilla que, antes de viajar a Lleida, tuvo que superar un exigente encuentro ante el Jumilla a las 12 de la mañana.

Los cambios locales, determinantes

El técnico catalán acabó introduciendo en su once un grupo sólido de juegadores que se cerrase bien atrás e intentar sorprender con las contras. No lo hizo con los más habituales, sino con los que él intuía que mejor podrían soportar el estilo futbolístico de esta U.D. Melilla. De primeras sorprendió hasta la inclusión en el once del jovencísimo Bojan Radulovic, perla de la cantera ilerdense, pero el técnico local se quería guardar el as de los hombres de refresco. Con la entrada de futbolistas teóricamente titulares y de vocación algo más ofensiva (como Marc Nierga y Jorge Félix), el míster ilerdense dio a su equipo el aire que precisaba, y todo cambió.

Justo antes de todo esto, y antes del tanto que acabaría suponiendo la victoria, una falta pegada a la línea del área melillense y en su parte frontal estuvo a punto de inaugurar el marcador. A pesar de lo cerca que está la barrera en estas situaciones, Javi López levantó muy bien el esférico por encima de ella, solo que al estar tan cerca el balón no pudo tomar trayectoria descendente y acabó impactando con violencia en el larguero.

Sería apenas ocho minutos más tarde cuando un centro lateral, bajado en primera instancia al corazón del área por otro punta ilerdense, fue cazado por Iván Agudo para, en un escorzo, rematar una bola que no conseguía blocar Dani Barrio. El rechace fue para este mismo jugador, que ya casi en el área pequeña no pudo perdonar. Minuto 70, y 1 a 0 para el Lleida Esportiu.

A partir de ese momento se soltó el equipo catalán, y la U.D. Melilla fue autoconvenciéndose, cada vez más, de lo difícil que estaba la remontada. Las piernas no funcionaban al mismo ritmo que el corazón y, queriendo hacer de una vez lo no logrado antes, no se consiguió hacer nada. En un par de ocasiones fue el propio Dani Barrio quien evitó que las diferencias fueran aún más mayores en un partido que, paradójicamente, controló en gran parte su equipo.

Al final, serán los de Gerard Albadalejo los que se comerán las ensaimadas mallorquinas en la segunda ronda de Copa. Los azulinos, sin tiempo para lamentos, habrán de enfrentar este domingo y a domicilio a uno de los grandes favoritos al ascenso: el Cartagena. Es tan difícil como el equipo sabía que iba a ser, pero hay fútbol en esas piernas para lograrlo.