- Los azulinos dominaron el encuentro, pero a falta de cinco minutos perdían en el marcador ante Las Palmas Atlético
- Los azulinos tuvieron oficio, rigor táctico y el control del partido; a los amarillos les bastó con intensidad, ganas y fortuna
- Un penalti transformado por Vázquez en el 86’ salvó los muebles
¡Cuidado con los filiales canarios, que tienen mucho talento y descaro; que en cualquier balón suelto, con cualquier jugada aislada, te revientan el partido! Esta advertencia, repetida hasta la saciedad esta semana por el cuerpo técnico, se ha convertido en profecía en el primer partido de la 2017/18. El calor apretaba hoy en Las Palmas de Gran Canaria, y estos isleños saben bien como paliarlo. El lateral derecho amarillo vio un melón volando de lado a lado del campo, lo cogió, y lo exprimió. Gol.
En un partido dominado en un 80% por la U.D. Melilla, un afortunado y poco ortodoxo cabezazo de Azael (que buscaba una asistencia) hizo temer lo peor. Dominaron el encuentro los de Manolo Herrero, dispusieron de ocasiones claras para adelantarse en el marcador… pero faltó una vez más algo de mordiente en los últimos metros.
Cabe reseñar que, una vez más, el conjunto local apenas consiguió llegar al área defendida por Dani Barrio a lo largo del choque (quitando los ocho o diez minutos posteriores al primer tanto del partido). La defensa unionista volvió a comenzar la competición a un gran nivel, muy segura y expeditiva en casi todo momento. Esto no evitó que, en la primera llegada canaria (y cuando mejor se encontraba la escuadra melillense), los de Suso Hernández obtuvieron el premio del gol.
Hasta entonces se había observado una U.D. Melilla muy bien trabajada, bastante bien situada sobre el terreno de juego. Aunque sea pronto para aventurarse a hacer cábalas, el oficio y soltura con que se desenvuelve el plantel dirigido por Herrero a estas alturas del año hace presagiar que será un equipo a tener en cuenta. Su rigor táctico y calidad técnica le avalan, aún sabiendo que la escuadra guarda un amplio margen de mejora.
Inicio esperanzador
Aunque los veinte minutos iniciales estuvieron determinados por un vacío intercambio de golpes y carreras, en cuanto los de Manolo Herrero se habituaron a las características del verde del Anexo grancanario, el control del encuentro pasó a ser exclusivamente suyo.
Algo corto de efectivos para este enfrentamiento (Herrero dejó en Melilla a Álex Cruz, Boateng y al sancionado Aznar), el míster iliturgitano quiso proteger la medular azulina de las peligrosas internadas de sus talentosos rivales. Alineó Herrero un trivote de mucha consistencia (el formado por Nando-Lolo-Juanma), y la zona ancha del campo se pintó de azul.
Gracias al trabajo de estos tres titanes en la media –y de Yacine en la punta de ataque- los jóvenes futbolistas canarios no conseguían pasar del centro del campo. La referencia del ataque grancanario, Érik Expósito, apenas logró tocar algún balón en esta primera mitad.
El denostado esfuerzo de todo el equipo permitió actuar con mayor libertad y soltura a los bandas del equipo, Rubén Martínez y Zelu, que fueron permutando sus posiciones mientras percutían la zaga rival. Ambos tuvieron ocasiones para cambiar el resultado del choque: Zelu en el 24’, pero remató en semifallo y el meta rival Josep hizo una gran parada; y Rubén Martínez en el 55’, con una doble oportunidad que hacía presagiar lo peor para el filial insular. También se encontraría el catalán con el meta adversario.
Golpe de suerte
Fue entonces, como ya se ha descrito antes, cuando el equipo que jugaba en casa logró adelantarse en el electrónico. Cuando mejor fútbol practicaban los norteafricanos, un cambio de orientación de derecha a izquierda acabó con una disputa perdida en el segundo palo melillense. Allí, un fuerte Azael ganó el salto a un defensor y cabeceó el balón al otro palo, buscando prolongarlo a otro compañero, pero el esférico hizo un extraño que despistó a Barrio, rebotando en el poste y alojándose en el fondo de las mallas.
Los ocho, diez minutos siguientes fueron todo un suplicio para la U.D. Melilla, superada en todo este tiempo por los chavales de un filial amarillo espoleado por el gol. La entrada de Pedro Vázquez y Bilal para dar frescura al ataque suponía la salida de Nando del campo y, sin timonel, la nave azulina parecía condenada a vagar a la deriva, a chocar contra roca volcánica. Sin embargo, la caprichosa suerte cambió de bando, y un remate de Pedro Vázquez a cinco minutos del final acabaría impactando en la mano de Álvaro Arencibia. Penalti. Un inesperado giro de timón cuando todo parecía sentenciado.
De este modo, el propio Vázquez pudo rescatar un valioso punto al hacer efectiva la pena máxima señalada, arriba y a la derecha de Josep. De ahí hasta el término del encuentro, la U.D. Melilla lo intentó con todas sus fuerzas, pero no pudo aumentar su premio, se tuvo que conformar con no perderlo.
No hubiera sido lo mismo, desde luego, comenzar esta liga con una derrota. De hecho, habría sido bastante cruel.
Nosotros nos quedamos con la noticia positiva de la tarde: la del debut del canterano Bilal en la categoría de bronce. Le espera, como a este equipo, un futuro brillante por delante.
Paciencia.
FICHA TÉCNICA
U.D. Melilla: Dani Barrio, Ibarbia (Romero, min,76), Jilmar, Odei, Richi, Lolo Garrido, Nando (Bilal, min.69), Juanma Espinosa, Rubén Martínez, Zelu (Pedro Vázquez, min.69) y Yacine.
U.D. Las Palmas Atlético: Josep, Parras, Azael, Ale Suárez, Álvaro Arencibia, Pablo, Raúl Alemán (Gopar, min.86), Ale González, Érik Expósito (Jeremi Betancort, min.78), Benito y Carlos González (Alejo, min.46).
Árbitro: Juan Peña Varela, del Colegio Andaluz. Amonestó al local Azael y al visitante Richi.
Goles:
1-0: Min.63, Azael.
1-1: Min.86, Pedro Vázquez.
Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de liga en el Grupo IV de Segunda División ‘B’. Se ha disputado en el Anexo del Estadio de Gran Canaria en una jornada muy calurosa, ante unos 2.000 espectadores. La U.D. Melilla vistió su segunda equipación en un encuentro en el que se guardó un minuto de silencio por los atentados sufridos de Cataluña.