• La plantilla unionista ha vuelto a los entrenamientos esta mañana después del partido disputado ante el Granada ‘B’
  • Los azulinos rindieron homenaje en el choque de ayer al aficionado azulino José Vicente Navarro, fallecido la semana pasada.

La Unión Deportiva Melilla ya se encuentra en casa después de su viaje a tierras nazaríes. Los de Josu Uribe, después del punto cosechado en Granada, han estado trabajando sobre el césped del Anexo azulino en lo que ha sido el primer entrenamiento de la semana que terminará con la visita del San Fernando.

Un lunes más, los jugadores titulares en el partido de ayer y los que no han diferenciado su trabajo. El calentamiento fue común para todos y, al acabar, los que participaron de más minutos han realizado un trabajo compensatorio para soltar piernas. El resto ha trabajado con Uribe las posesiones y finalizaciones, todo a un alto nivel de intensidad. Quería así igualar el esfuerzo al de sus compañeros, que fue muy grande en la jornada de ayer.

Los integrantes de la plantilla azulina tendrán la jornada del martes de descanso para así afrontar de la mejor manera el choque del domingo a las 12:00 horas de la mañana.

Después de diez partidos sin perder, con cuatro empates consecutivos y la sensación de haber merecido rascar algunos puntos más de los obtenidos, el Melilla encara la visita de un San Fernando herido, que acumula cuatro derrotas seguidas y que ayer perdía por la mínima ante el Lorca en los últimos compases del choque.

El club unionista, que mantiene su vitola de equipo menos goleado del grupo, intentará volver en casa a la senda de la victoria, buscando asaltar unos puestos de liguilla que actualmente se encuentran a tan sólo un punto de distancia.

Merecido homenaje

El lateral Jilmar, con el crespón negro que lucieron los futbolistas unionistas.

El equipo con sede en la Explanada de Camellos aprovechó su visita el Nuevo Los Cármenes para rendir homenaje a uno de los aficionados más fieles y carismáticos del Melilla: José Vicente Navarro, que fallecía la semana pasada a la temprana edad de 52 años.

El melillista vivía el fútbol de su equipo como nadie, compatibilizando este amor con su otra gran pasión: la copla. Hace apenas dos temporadas viajó con la Peña Nacho Aznar a Cádiz y, en este fin de semana, su espíritu seguro acompañó a los fieles que visitaron el estadio del Granada. El equipo lució un crespón negro para guardar la memoria eterna de este aficionado único.