- Un 26 de enero, como hoy, ocurría el episodio más trágico de la historia del deporte melillense
- Desde la U.D. Melilla se quiere prestar el más sincero homenaje a los caídos en tan luctuosa desgracia
Hoy, día 26 de enero, se cumplen 68 años del episodio más trágico vivido por el deporte melillense: el accidente de autobús que acabó con la vida de dos jugadores y de un masajista del club
La UD Melilla, que en la temporada 1950/51 militaba por primera vez en el Grupo Sur de la Segunda División de Fútbol, tenía que desplazarse a Palma de Mallorca para disputar el encuentro de liga contra el CD Mallorca en la isla balear, programado el domingo 28 de enero de 1951.
El viaje empezó mal, ya que el equipo tenía previsto desplazarse en avión hasta Málaga y debido al temporal que dejó impracticable la pista del Aeropuerto de Tahuima, se cerró al tráfico aéreo, obligando al Melilla a tomar el barco. En Málaga esperaba la “Rubia”, la camioneta propiedad del Club, que les iba a desplazar hasta Alicante para desde esta ciudad tomar otro barco con destino a Palma de Mallorca. Cualquier retraso del autobús o del barco habría hecho a la escuadra unionista el haber tenido que bajar de este último vestidos de futbolistas para poder llegar a tiempo a la disputa del partido.
La “Rubia” partió de Málaga rumbo a Alicante con la expedición melillista , formada por el delegado del equipo Salvador Maturana, los jugadores Serer, Fornell, García Valle, Errazquin, Muñoz, Llopis, Casado, Linares, Mamblona, Martín, Barceló, Huguet y Rosado, y el masajista Manolo Salvador.
Según informó la Agencia “Alfil”, el trágico accidente ocurrió a las doce y cuarto del mediodía, a unos seis kilómetros después de rebasar el pueblo de Loja, en la provincia de Granada. Un camión de gran tonelaje procedente de Elche que se dirigía a Sevilla, al tomar una curva, enganchó por la trasera a la “Rubia” haciéndola virar violentamente para dar seguidamente una vuelta de campana.
Resultaron muertos los jugadores Martín, Mamblona y el masajista Manolo Salvador y herido grave por una astilla clavada en un ojo el jugador García Valle. Los demás miembros de la plantilla y el directivo Sr. Maturana resultaron ilesos.
Directivos del Granada CF, con su presidente al frente, en un rasgo de solidaridad y comportamiento ejemplar, se desplazaron al lugar del accidente prestando su ayuda, así como las autoridades políticas y deportivas. Los cadáveres fueron trasladados a Granada donde se les rindió un sentido homenaje.
Los fallecidos y afectados fueron los siguientes:
Juan “MARTÍN” López, de 28 años, casado, natural de Granada, había ascendido con el Melilla a segunda división, jugaba de delantero centro y fue enterrado en su ciudad natal.
Francisco “MAMBLONA” Valverde, natural de Valencia, 28 años, soltero, era su primera temporada, jugaba de interior derecho, fue trasladado y enterrado en la capital del Turia.
Manuel Salvador Martínez, “MANOLO SALVADOR” natural de Melilla, casado con cuatro hijos, trabajaba de masajista junto con Lázaro Fernández, su maestro. Su cadáver fue trasladado a Melilla en barco, donde fue recibido por una multitud de melillenses y está enterrado en el cementerio de la Purísima Concepción.
Paulino GARCÍA VALLE fue operado de un ojo en el hospital de Granada y, aunque en principio se temió por su pérdida, finalmente se recuperó satisfactoriamente.
Equipo con aspiraciones
Decían de aquella UD Melilla que era un equipo con serias aspiraciones para ascender a Primera División. Hasta el momento del accidente la clasificación la encabezaban: Salamanca y Córdoba con 21 puntos; Plus Ultra 20 puntos; y UD Melilla, Granada, Mestalla y Atlético Tetuán con 19 puntos. Quedaban 10 jornadas por disputar, pero se daba la circunstancia de que tenían que pasar por Álvarez Claro todos ellos y además todos sin excepción debían enfrentarse entre ellos; por lo que no era nada descabellado pensar que, efectivamente, las puertas de la Primera División no eran para nada un objetivo inalcanzable.
Pero es indudable que las consecuencias del accidente hicieron mella y causaron un efecto negativo en el aspecto anímico y económico, pues hubo que recomponer la plantilla, cuestión que resultó más complicada de lo que pareció en un principio, pues hubo ofrecimientos tanto de jugadores como de clubes que luego por diversas causas no fructificaron.
Sirva comentar que uno de los futbolistas de los que se aceptó su colaboración fue Martínez Catalá, delantero centro de 35 años que había jugado en Primera con el Español de Barcelona y Levante, y que esa temporada había colgado las botas. Aun así jugó los últimos nueve partidos con la UD Melilla y logró cuatro goles.
Entrando por la puerta principal de acceso al estadio Álvarez Claro, adosada a la pared de la izquierda, hay una placa que recuerda el luctuoso suceso. En el partido ante el Lorca, la Unión Deportiva Melilla realizará un acto íntimo frente a dicho distintivo, buscando así mantener aún más viva la memoria de aquellos míticos jugadores que murieron trágicamente intentando lograr un bonito sueño: el de aupar al Melilla a la Primera División del fútbol español.
(Artículo confeccionado por el vicepresidente de la entidad, Antonio García Jáuregui)